Derrame en el ojo por estrés

Derrame en el ojo por estrés

Qué es un derrame ocular y cómo se manifiesta

Un derrame ocular, conocido médicamente como hiposfagma, sucede cuando se rompe un pequeño vaso sanguíneo en la conjuntiva, esa fina capa transparente que recubre el blanco del ojo. Como resultado, aparece una mancha roja de intensidad variable que, aunque suele alarmar a quien la sufre, en la mayoría de los casos no representa un problema grave.

Por lo general, el derrame no provoca dolor ni afecta la visión, pero puede generar cierta sensación de cuerpo extraño o ligera irritación. Para muchas personas, la preocupación se concentra más en el aspecto estético y en la angustia que despierta ver sangre en el ojo.

Desde la psicología, resulta importante reconocer cómo reacciona la mente ante este tipo de manifestaciones físicas. Ver un derrame ocular puede disparar pensamientos catastróficos, ansiedad o miedo a padecer algo serio, lo que incrementa el estado de alerta y, paradójicamente, el estrés.

Síntomas que suelen acompañar al derrame en el ojo

Aunque el signo principal es la mancha rojiza en la parte blanca del ojo, algunas personas describen otros síntomas menores, como:

  • leve sensación de arenilla

  • ojo algo más seco o lloroso

  • ligera presión sin llegar a dolor

Estos signos desaparecen a medida que el organismo reabsorbe la sangre, lo cual suele tomar entre 7 y 14 días. Si aparecen molestias más intensas, visión borrosa persistente o dolor fuerte, es importante consultar para descartar complicaciones.

Por qué se produce un derrame en el ojo

pequeños traumatismos

Algo tan simple como frotarse el ojo con fuerza, estornudar, toser intensamente o cargar peso puede ocasionar la rotura de un capilar. También ocurre tras pequeños golpes accidentales.

Efecto del estrés en el organismo

El estrés sostenido tiene una repercusión directa en el cuerpo. Cuando se mantiene en el tiempo, eleva la presión arterial de forma intermitente, incrementa la tensión muscular e influye en la circulación sanguínea. En personas con vasos frágiles, estas variaciones pueden facilitar que se rompa un capilar ocular ante un mínimo esfuerzo o incluso de manera espontánea.

Además, el estrés impacta en el sistema inmunológico, en la calidad del sueño y en el control de hábitos. Esto a su vez favorece conductas que pueden contribuir a que aparezcan estos pequeños derrames, como frotarse los ojos por cansancio o sequedad.

Desde la perspectiva psicológica, un derrame en el ojo puede ser interpretado como un “aviso del cuerpo” para que se baje el ritmo. Muchas veces, este tipo de señales son el reflejo de un estado interno de sobrecarga que no siempre se reconoce.

Infecciones víricas y otros factores

Algunos virus, como los que causan conjuntivitis, pueden inflamar los vasos pequeños y hacerlos más propensos a romperse. Otros factores incluyen el uso prolongado de lentes de contacto sin la higiene adecuada, así como ciertos medicamentos anticoagulantes que aumentan la posibilidad de hemorragias leves.

Procedimientos recientes en los ojos

Después de cirugías refractivas con láser o tratamientos oculares, puede observarse un pequeño derrame que desaparece sin intervención adicional. Es importante seguir las indicaciones del especialista en estos casos.

Cuando los derrames oculares aparecen junto a moretones en otras zonas

Si se presentan moretones frecuentes en el cuerpo sin causa clara, junto con derrames oculares repetidos, conviene buscar asesoramiento médico. Podría tratarse de un problema en la coagulación o en los vasos sanguíneos que requiere un estudio más profundo.

Cómo manejar un derrame ocular desde el punto de vista psicológico

Ante un derrame en el ojo por estrés, lo primero es mantener la calma. Aunque el aspecto puede impresionar, en la mayoría de los casos se resuelve solo. Sin embargo, la preocupación estética o el temor a que indique algo más serio pueden aumentar la ansiedad.

Algunos consejos prácticos que pueden ayudar son:

  • recordar que el derrame no compromete la visión ni suele derivar en complicaciones

  • aplicar compresas frías si hay leve inflamación

  • evitar frotarse los ojos para no empeorar la situación

  • practicar técnicas de relajación que ayuden a disminuir la tensión general

  • revisar el nivel de estrés diario e identificar posibles fuentes que puedan modificarse

Desde la psicología, trabajar en la gestión emocional del estrés es clave para reducir este tipo de manifestaciones físicas. La conexión mente-cuerpo es estrecha: un estado prolongado de tensión puede expresarse de múltiples maneras, y el ojo no es la excepción.

Tratamiento adecuado para un derrame ocular

En la mayoría de los casos no se necesita ningún tratamiento. El organismo se encarga de reabsorber la sangre y, en unas dos semanas, el ojo recupera su aspecto habitual. No es necesario usar colirios especiales salvo indicación médica.

Si el derrame se acompaña de dolor intenso, visión doble o pérdida de agudeza visual, conviene acudir al oftalmólogo. También si los derrames son muy frecuentes sin causa aparente, para descartar problemas sistémicos.

A nivel psicológico, trabajar el manejo del estrés mediante estrategias como la respiración consciente, la reestructuración de pensamientos o la organización del tiempo puede ser una ayuda valiosa. El derrame ocular, lejos de ser un simple accidente, puede verse como un recordatorio para revisar cómo estamos gestionando nuestras emociones y nuestro ritmo diario.

¿Sabías que el estrés puede reflejarse incluso en la salud de tus ojos?

No eres el único. Con el acompañamiento adecuado, es posible comprender cómo la tensión diaria impacta tu cuerpo y aprender a manejarla de forma más saludable. Buscar apoyo es un gesto valiente que abre la puerta a un bienestar emocional y físico más equilibrado.
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